
"Primero, para no especular ni ampararme en anonimatos, doy mi nombre: Alfredo Gabrielli; segundo, escribo a título individual, aunque pertenezca a la Directiva de la Asociación de Afectados. Dicho lo cual, aclaro:
1) Parece que no conocéis el caso, ni de cerca ni de lejos, por lo que únicamente hacéis conjeturas. Existen otros casos similares pero con distinto trato;
2) La exposición no es brutal sino real. Lo que ocurre es que cada cosa tiene un nombre;
3) La ignorancia y la buena fe os hacen creer que estando de baja no cabe el despido: no es así. Consultad al más bisoño abogado laboralista;
4) Se tienen pruebas de lo dicho y de otro asunto enunciado que se os ha pasado por alto;
5) El último comunicante más parece el felpudo o el mamporrero del director de personal: se inquieta más por el buen nombre de 'su' jefe que por el bienestar de una trabajadora en mala situación y maltratada;
6) Ese último comunicante -creo saber quién es por el hedor que despide- parece adalid de cualquiera de los sindicatos que nos han traicionado en el ERE y en el Convenio (podemos recordar actuaciones documentadas)"
Para contextualizar este tremendo asunto, ver entrada anterior titulada "Hombres sin piedad, gente inhumana"
No hay comentarios:
Publicar un comentario