Prejubilaciones... ¿Liberación o condena?
"A veces no sé ni en qué día de la semana estoy porque todos me parecen iguales. La casa se me viene encima. Salgo a primera hora a la calle y regreso tarde para no discutir con mi mujer por cualquier tontería. Hemos estado a punto de separarnos... no pensé que esto fuera a ser tan duro". A Juanjo le prejubilaron hace un año y aún no se ha adaptado a la nueva situación. "El problema -continúa- no es tanto el dinero, que también, lo peor es que, de repente, no sabes qué hacer con tu vida". A sus 53 años, Esperanza representa la otra cara de la moneda. Trabajaba en una gran empresa de telecomunicaciones y este año ha aceptado el ERE que le han propuesto. "Estoy encantada, tengo ya varias ofertas para trabajar, pero ahora voy a ser más exigente. Si me interesa, vale; y si no lo veo claro... pues ya tengo la vida resuelta, así es que... para qué voy a complicarme".
Juanjo y Esperanza son dos de las más de 60.000 personas que han sido prejubiladas en España en el último año. A pesar de la entrada en vigor de la Ley de Jubilación Gradual y Flexible, a pesar de las recomendaciones del Pacto de Toledo, de la Unión Europea y de las directrices que marcaba la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, a pesar de todos los estudios nacionales e internacionales sobre los sistemas de protección social que inciden en la necesidad de mantener a los trabajadores en el mercado laboral el mayor tiempo posible, las jubilaciones anticipadas se han convertido en los últimos años en una opción muy usada por las empresas para reducir sus plantillas sin conflicto.
Ahorro a costa del EstadoLas empresas persiguen reducir costes fijos mediante los ajustes de plantilla, pero una parte de ese ahorro se traslada a las arcas públicas, con un alto coste para el Inem, pese a que una parte importante se aplica en grandes compañías con beneficios. No hay datos oficiales ni estadísticas, porque la prejubilación no está reconocida en el ordenamiento jurídico español, pero estimaciones basadas en un informe del Consejo Económico y Social (CES) concluyen en que cada año, en torno a 50.000 personas son expulsadas del mercado laboral con un coste medio en prestaciones para el Inem de 600 millones de euros anuales. A empresas grandes y con beneficios pertenecen en torno a 20.000, cifra que este año se va a incrementar, y conllevan el pago en prestaciones de desempleo de 240 millones de euros cada ejercicio. Pierde el Inem y gana la Seguridad Social que se ahorra en pensiones por las penalizaciones a las jubilaciones anticipadas.
Según el reciente estudio del IESE Las prejubilaciones y su impacto en la persona, en la empresa y en el sistema de pensiones, menos del 40% de los trabajadores españoles entre 55 y 64 años se mantiene en activo. La edad media de jubilación real en España está en los 62,5 años y sólo un 3,7% de las nuevas jubilaciones provienen de trabajadores con más de 65 años.
En el estudio realizado por el profesor Sandalio Gómez se concluye que los objetivos de un plan de prejubilaciones se limitan únicamente a la reducción de costes; no existe un análisis estratégico previo de carácter cualitativo sobre las consecuencias que producen las prejubilaciones en la empresa: pérdida de capital intelectual, pérdida de talento (trabajadores de la empresa con mayor experiencia, conocimientos, fidelidad, y cultura de empresa). Resulta difícil para la empresa valorar cómo afecta el plan a la motivación y aspiraciones de las personas entre 45 y 50 años. Cuando comprueban que les quedan pocos años de vida activa, su mentalidad y su actitud queda afectada de manera irrecuperable en muchos de los casos. No existe una gestión del conocimiento, un sistema de transferencia intergeneracional de conocimientos y de experiencia de los prejubilados que ayude a no descapitalizar intelectualmente la empresa.
Los planes de prejubilación se aceptan como algo inevitable y que se presentan sin opciones alternativas. Los más reacios a la aceptación son los más vulnerables a sufrir un trauma si se ven obligados a aceptar la prejubilación; son los que se consideraban imprescindibles. Las empresas, con el propósito de que las personas acepten el plan, centran la atención sobre el contenido económico de la prejubilación (a menudo, éste es el único aspecto planteado), con lo que el proceso de prejubilación se encarece. Los prejubilados encuestados en el estudio creen que las empresas deberían destacar más los aspectos no económicos de la prejubilación, que son de gran ayuda para una nueva vida que, a muchos, les parece desconocida e incierta. Parece imprescindible informar y destacar las ventajas de tiempo libre, mayor dedicación familiar, posibilidad de estudiar, desarrollo de aficiones, conocer la ciudad en que viven y sus alrededores, etcétera.
Los problemas psicológicos de la prejubilación afectan mayoritariamente a los hombres. Las familias suelen aceptar la prejubilación y, en su mayoría, participan en el proceso de decisión. Para José Antonio Herce, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), "las prejubilaciones son lo más abominable que hay, porque todo el mundo empresarios y trabajadores entra al trapo, porque se benefician de ello, aunque se perjudique al Estado".
Por su parte, el sociólogo Amando de Miguel considera que "cada vez se accede más tarde al puesto fijo de trabajo que determina la personalidad profesional de uno y, paradójicamente, cada vez se jubila antes. Esto es un derroche de talento. Forzar a alguien a jubilarse es tan incoherente con el principio de los derechos humanos como el trabajo forzoso.
La jubilación debería determinarla el grado de salud de la persona y no la edad de la misma, como en el caso de los deportistas". En su opinión, con las prejubilaciones y las jubilaciones "se fuerza el sacrificio entre generaciones hasta un límite intolerable".
Para José Rodríguez Villarroel "en líneas generales la prejubilación supone una catástrofe para la persona afectada y su entorno. Pierden gran parte de su poder adquisitivo, sufren problemas familiares y sociales, si mueren, las viudas sólo cobran el 45% de su pensión, además, no gozan de las ventajas de los jubilados, como los descuentos en transportes, etcétera...".La Comisión del Pacto de Toledo entiende que sería conveniente adoptar medidas que impidan cualquier tipo de discriminación por razón de edad que tenga como consecuencia la expulsión prematura del mercado de trabajo de personas con plenas facultades físicas y psíquicas para continuar desarrollando su labor, y han dejado para más adelante la introducción de una cláusula de limitación de las prejubilaciones.
En las prejubilaciones la alegría también va por barrios. Para Juanjo una condena: "Hay ocasiones en que me siento culpable de estar prejubilado. No estoy chupando de la teta del Estado por gusto. Eso de la voluntariedad es muy relativo porque si hubiera tenido alguna alternativa ahora no estaría así". Para Esperanza una liberación: "Ellos me ofrecieron prejubilarme. ¿Por qué no iba a aceptar? ¿Es que tú no hubieras hecho lo mismo?".
19.7.06
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2 comentarios:
Uno de cada cuatro prejubilados acaba divorciándose por problemas de convivencia, y un 5 por ciento se plantea el suicidio, según un informe elaborado por UGT. El estudio viene a resaltar los problemas de adaptación de los mayores cuando son forzados a retirarse y, a los 55 años, se encuentran con "una nueva vida sin alicientes". Los expertos aconsejan un acelerado cambio de mentalidad.
La falta de adaptación a la nueva vida es la principal causa que motiva a los prejubilados a adoptar estas decisiones. El presidente de la Asociación de Prejubilados, Jubilados y Pensionistsa del Metal, Construcción y Afines de UGT, Jesús Rodrígez Villarroel, afirma que "cuando una persona se encuentra con 55 años en la calle, no sabe qué hacer. Está perdido y sin ninguna motivación para empezar alguna actividad, que le lleve a sentirse bien consigo mismo otra vez".
En este sentido, el estudio refleja que, de los 800 jubilados encuestados, el 75 por ciento se siente "frustrado" o "engañado" por su empresa, tras haberse producido el cese laboral. Un 13 por ciento reconoce haber tenido un trauma, mientras que un 40 por ciento afirma que la prejubilación le ha ocasionado "graves problemas" con los hijos, el cónyuge o el resto de familiares.
"Cuando una persona se ve obligada a dejar su trabajo antes de tiempo, se ve como un estorbo. Esa apatía y rencor que siente, contagia al resto de personas que conviven con él. La mujer, por ejemplo, ya no puede hacer la vida normal que hacía antes porque ahora tiene a su marido todo el día encerrado en casa y, por ejemplo, ya no puede salir con sus amigas tantas veces como hacía antes. El marido le acusa de desatenderla, mientras que ella de haberle limitado sus aficiones". Rodírguez Villaroel considera que es ese factor común que suele desunir a los matrimonios a estas edades.
Sociólogos y psicólogos, en este sentido, aconsejan una rápida adaptación del jubilado a su "nueva vida". Sin embargo, los expertos reconocen que este cambio de mentalidad es, muchas veces, difícil de llevar a cabo, ya que "los jubilados forzosos se sienten despreciados por su entorno laboral, por lo que la autoestima también desciende considerablemente".
Un punto de fricción que también dificulta el cambio de mentalidad de los mayores, es que la prejubilación les acarrea una importante pérdida de dinero. La encuesta de UGT revela que el 87,8 por ciento de los jubilados forzosos ha sufrido una reducción en su salario del 40 por ciento, aproximadamente.
Fuente : ABC 19-11-2000
aQUI COMO EN BOTICA HABRA DE TODO. pARA MUCHOS, YO CONOZCO ALGUNO, ESPERAN LA JUBILACION DESDE HACE AÑOS. ESTAN CANSADOS DE UN TRABAJO QUE NO LES ILUSIONA. OTROS, QUE TAMBIEN LOS CONOZCO, NO QUIEREN MARCHARSE CON 56 AÑOS. ESTAN BIEN COMO ESTÁN. ESTOS ULTIMOS VOTAN NO AL PLAN.
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